234.

Una vez más, me observo y ya no me conozco. Hace tiempo que ya no lo hago. Ya no se sobre que escribir al igual que no se que hacer con mi vida. Es un continuo movimiento. A veces estoy completa y otras vacía. Así que disculpadme si a veces no hago entradas lo suficientemente buenas, y no descarto estar un tiempo sin escribir por aquí para ver si consigo volver a ser la de antes. Y gracias una vez más a todos mis seguidores, por hacerme sonreír cada vez que me conecto.

233.

Hoy en día todo el mundo actúa igual. Van a los mismos bares, por los mismos sitios, hablan de las mismas cosas, se visten parecido, estudian, trabajan y tienen hijos. Yo suelo pensar que ni las santas son tan santas ni las putas tan putas. Y se que por alguna parte de este condenado planeta tiene que a ver alguien que piense como yo. Que no actue como todos actuan. Quiero un tatuaje, un piercing, ser yo misma. Pero nadie lo entiende, nadie entiende que me conformo con poco con tal de que me dejen ser libre, que me dejen no ser como ellos.

232.

Intente no escuchar. Poner la música a todo volumen, para no escuchar los gritos que producían mis padres en la habitación de al lado. Supuse que era ya el final. Y yo estaba dispuesta a aceptarlo. A coger y ponerme a hacer las maletas y a irme de casa a empezar una vida nueva, supongo que en casa de mi abuela. Me asustaba la idea de perder mis cosas, más que el amor de mis padres y esas cosas. Me sorprendió lo fuerte que estaba siendo hasta que por el cúmulo de emociones, no pude soportar llorar, cogí una botella de Ron y decidí olvidar por unos momentos todo lo que me preocupaba. Al fin y al cabo, ¿Que importaba ya?

231.

El problema está en que siempre hay más problemas. Que siempre te romperán el corazón. Que habrá alguien que no te entienda. Siempre habrá una vez en la que querrás mandar todo a la mierda. Paso a menudo hablando conmigo misma y se que no me servirá de nada la idea de pegarme un tiro en la cabeza. Me asusta tanto la idea de no lograr encontrarme a mí misma. Y no me he cansado de gritar. De llorar. Y sobre todo de aguantar.

230.

Estoy completamente fuera de mí. Nunca pensé que esto volvería a ocurrir. Creí que, ya no me importabas. Que ya no te necesitaba para levantarme pero me he dado cuenta de que no es así. Tengo miedo. Si. Miedo de mí misma. De hacer cualquier locura de la que luego pueda arrepentirme. Fin de la partida me digo.

229.

No entendía todavía el por qué me había encontrado tendida sobre el suelo. Rendida. Nunca me había visto así. Estaba abrazada a uno de los pocos peluches que todavía guardaba. Si, ese rosita, el que es muy grande, todavía lo tenía porque cada noche que me sentía sola entre esas cuatro paredes que reconstituían mi cuarto, lo abrazaba, y me hacía sentir mejor. Me levanté en medio de la noche y empecé a abrir los cajones en busca de algo que echaba en falta. No lo encontré. Se trataba de un estuche, que había tenido durante principios de curso, estaba firmado por personas que habían significado mucho para mi. Personas que ahora ya no están a mi lado. Maldije a mi madre por haberlo tirado y a todo lo que me encontré por delante, hasta me maldije a mi. Pensé en coger un bote de pastillas y conseguir algo de paz, pero no fui lo suficientemente valiente. Y a día de hoy todavía me pregunto hasta cuando dejarán de rondar los recuerdos, las imágenes, las palabras alguna vez dichas que aún habitan por mi mente. Hasta cuando echaré en falta la presencia de personas que se han ido.

228.

Corría el año 85. Un grupo de jóvenes estudiantes habían decidido irse de viaje de fin de curso a un lugar apartado, un bosque, donde nadie los molestase. Eran cinco chicas y cuatro chicos. Lo que aparentaba que sería uno de los mejores viajes de su vida se convirtió en un verdadero infierno. Tom, uno de los chicos, estaba completamente enamorado de Jenny, una de las chicas. Hasta ahí todo perfecto, pero más perfecto fue para Tom cuando Jenny decidió salir con él. Tom era un chico aparentemente normal, aunque, lo que ellos no sabían, era que años atrás había sufrido fuertes problemas psicológicos. Los otros tres chicos se llamaban, Charles, Michael y Cook. Jenny era la que más sobresalía de las cinco chicas, las cuales se llamaban Lidia, Sabrina, Clarise y Loreen. Todo parecía perfecto, me repito. Pero los sentimientos y las atracciones siempre te acaban llevando por un mal camino, y como no, quien no advirtiese el buen físico de Cook estaba ciego, pero como no, a Jenny no le convenía fijarse en otro chico cuando ella estaba con Tom, pero una noche, que no conseguía dormir, cometió el peor error que había tomado en toda su vida. Salió de la tienda de campaña y descendió colina abajo hasta llegar al lago. Allí se encontró a Cook fumandose un porro. Empezaron a hablar y la noche confunde; ella dijo que tenía frío y él decidió darle su abrazo como abrigo, una cosa, llevo a otra, y acabaron acostandose. Tom se entero como no, pero su reacción no fue la que todos se esperaban; entro en la tienda de campaña y saco una pistola, empezó a disparar a cada uno de los allí presentes empezando por Cook y terminando por Jenny, mientras perdía la cabeza y se preguntaba por qué había Jenny decidido engañarle, se alejó lo mayor posible de allí y en cuanto encontró un puente lo suficientemente algo, se tiro, dando así un final a la historia. Si ya lo decía ya. Sin televisión en medio de un bosque se pierde la cabeza.

Número indefinido.

Me dispongo a entrar por la puerta a las nueve y cuarto de la noche, después de tardes y tardes que suelo salir a la calle. Pero hoy mi sensación tras cruzarla fue totalmente diferente a la de cualquier otro día. Me sentí feliz, y de alguna forma, completa. Porque había una persona allí fuera que significaba mucho para mi. Que me quería tal y como era, que confiaba en mi, que me decía que no pasaba nada cuando una señora se puso a gritar que había muerto alguien en el autobús en el que íbamos. Tú que haces que un viaje de una hora en un autobús sea amena. Con la que puedo hablar de cualquier cosa. Si esa persona que no dejaré que se marche de mi vida. Mi querida Vivi Donald Cobain. ( http://desvariodeunaadolescente.blogspot.com.es/ )

227.

Como muchas de las noches que pasaba delante del ordenador, intentaba buscar inspiración en cualquiera de los objetos que se encontraban a mi alrededor. Ayer, a diferencia del resto de los días, estaba más cansada de lo normal. Es probable que fuese porque no me había tomado mi coca-cola diaria o porque me había tenido que enfrentar a uno de mis demonios una vez más. Si. Tú. Pero estaba vez era diferente porque sabía que se acercaba el desenlace final, el momento en que debía de guardar los recuerdos en un cajón o en una caja en lo más profundo de mi habitación/corazón. Lo único que me impide seguir adelante es el borroso sentimiento de tus reconfortables abrazos y tu olor que a veces parecía sentir de nuevo cerca. Por una vez estaba de acuerdo con la gente, debía olvidarme de ti. Ya eran mucho meses y eso no le hacía bien a nadie, así que, vi una luz al final del largo y oscuro túnel. No tenía nombre ni apellidos. Bueno si los tenía, pero no le gustaban. Esa persona que me había convencido para seguir adelante era, yo misma.

226.

Gritaba. Pero ya nadie podía oírla. Tirada en la cama estaba viendo pasar los últimos minutos de su vida con el más profundo dolor jamás sentido. Había decidido acabar con su vida de la misma forma de la que la había vivido. Había cogido un cuchillo bien afilado y sin vacilar, se había cortado las venas. Mientras se desangraba, no podía evitar llorar mientras recordaba lo que la había llevado hasta ese punto. En cuestión de minutos yacía muerta. Fue encontrada por sus padres, que no se pudieron creer hasta que punto había llegado su hija, como no se habían percatado de su mal estado emocional y por lo tanto, llegaron a culparse de aquella perdida que nunca superarían del todo. Nadie supo bien la razón por la cual había tomado aquella decisión. Nadie sabía que no llegar a ser amada como ella deseaba la destruía poco a poco, minuto a minuto, segundo a segundo.

225.

Con esto lo digo todo.

224.

'Suerte.' Que palabra. Cualquiera podría decir que no dice nada, que no es común usarla en un mundo poco habitable para los que quieren ser soñadores. Es gracioso que he contado las veces que he llegado a poder ser feliz, de verdad, con los dedos de las manos, y que en cada una de esas ocasiones, mi felicidad se ha debido a una brisa en lo más alto del monte, en lo bonito que estaba el mar, o en la compañía de esas personas que yo he decidido que merecían de verdad la pena. Pero yo se que porque muchos digan que no tienen tiempo de soñar, lo hacen. Yo sueño que estoy a tu lado, que tengo todos los lujos que quiero, que soy lo que deseo. A veces me veo obligada a despertar, a sentir la realidad. Y eso es algo que odio.

223.

Yo siempre tengo dos teorías para todo. Como por ejemplo, que todas las personas son iguales o que todas  las personas son de una forma única. A veces creo en la teoría de Darwin y otras me limito a resignarme que nunca podré saber el origen del ser humano. También creo que sea quien sea el que nos creo, se arrepiente. De como nos matamos. De como robamos. De como mentimos. De como sufrimos. Yo creo que por eso nos morimos. Porque creen que así dejaremos de vivir de esta forma y luego, pum, llega una nueva generación aun peor que la anterior. Estas son teorías de una loca llamada yo. Pero quien sabe hasta que punto pueden ser reales.

222.

''Apurad, el señor ya se ha dormido. Tened cuidado, no hagáis ruido, podría despertarse.'' Eran las dos de la madrugada. Año 1902. Robert y Aria pasarían esa noche juntos, a espaldas del prometido de ella, un hombre de unos 35 años, con una fortuna a su espalda. Robert y Aria tenían, ambos, 23 años. Él era un humilde campesino que trabajaba para los padres de Aria, ella, era hija de unos condes, que se habían visto obligados a buscarle un buen futuro marido. Robert y Aria se habían conocido una tarde en los establos cuando ella se disponía a ir a montar su caballo. Desde aquel momento supieron que estaban hechos el uno para el otro. Aunque de eso ya hacía un año y los momentos que habían pasado juntos habían sido pocos.
Esa noche ayudados por una doncella amiga de Aria, pasaron la noche juntos. Fue la noche más bonita que ambos habían pasado. Pero un mes después las cosas se torcieron. Aria se quedo embarazada, lo cual no debía de ser sabido absolutamente por nadie. A Robert se lo llevaron lejos. Algunos dicen que a la guerra como soldado y otros que se lo vendieron como esclavo a algún vendedor. Adelantaron la boda y dijeron que el bebe que ella esperaba era de su ahora marido. Una jugada perfecta. Excepto porque se olvidaron de los sentimientos de ella, que poco a poco, se fue apagando. Murió a los 30 años de edad, cuando su hija todavía era muy pequeña. Muchos dicen que fue alguna enfermedad contraída en algún viaje con su marido, pero la verdad, la que todos sospechan es que asesinaron su corazón el día que le arrebataron a su amor, que desde ese día su corazón se había ido apagando poco a poco.

221.

Me pregunto hasta que momento pensé que podría aguantar. Eran ya tantas noches en vela intentando conciliar el sueño, tantas noches diciéndole a mi cabeza que borrase todos los recuerdos de ti. ''Dicen que se follo a no se quién.'' Cuando me dijeron eso, ya no lloré. Al fin y al cabo, te conozco, sabía que lo harías. El problema estaba en que no podía permitir que tú estuvieses genial y yo mal. Puede que dentro de 10 años aún me acuerde de tu nombre, de tus apellidos. Dentro de 20, tus apellidos serán borrosos. Como los recuerdos, como algún que otro número que me recuerde que pasaste por mi vida. Dentro de 50 años, quien sabe. Puede que ya ni me acuerde de tu nombre.

220.

Buenas, me salgo de mis habituales entradas, para pedir a todos los que lean mi blog y me sigan, que entréis en este blog: http://desvariodeunaadolescente.blogspot.com.es/ porque es un blog ,en mi opinión, genial. Espero que os guste y por favor, seguidla.

219.

Dicen que hay miles de millones de personas en el mundo, aunque a veces, eso lo veo como un espejismo. Yo; que vivo en un mundo aparte lejos de guerras, asesinatos, maltratos y de más injusticias, a menudo tengo que volver a la realidad y ver lo gris que está todo a pesar de que todavía sale el sol. Cuando voy por la calle juego a mirar a la gente e intentar adivinar que es lo que le atormenta. Ciertamente, nunca sé nada. Me imagino que la mayoría sufrirán amargura. Aunque los entiendo a veces también se me quitan las ganas de vivir en esta mierda.
''People help the people.''

218.

¿Sabes? Estás muy guapo. Aunque para mi siempre lo estás. Recuerdo todas las veces que me decían: ''Tú estás ciega, pero, ¿Qué le ves?'' Yo les decía que me daba igual. Que para mí era el más guapo. Y ahora sigo pensando lo mismo. Pero ya han pasado 4 meses o quizás más. A menudo me digo que eres como un capricho pero ya hace tiempo que me desconozco. Al fin y al cabo, fui yo quién estropeo todo, no debería quejarme. A menudo me pregunto, entre muchas cosas, si tú realmente, me has querido. Entre todas esas películas que me suelo montar, el desenlace final es: Esto solo será un recuerdo.

217.

''-¿Que quieres ser? +Lo que yo quiero no me lo podéis dar. Quiero ser libre.''
Y se preguntaban porque yo quería eso. Lo único que les pude dar como explicación fue que mi corazón así lo pedía. Tampoco es que pretendiese que lo pudiesen comprender. Pero más les sorprendió mi ímpetu por irme de casa a los 18, sin una carrera que estudiar ni un FP que sacar. No, yo quiero ser actriz o cantante, les decía. Mientras ellos me decían que fuese realista. Sabía lo que querían de mi. Unas excelentes notas y una niña monja para poder presumir. Pero no. Yo no era de esas. Les decía que viviría debajo de un puente si fuese necesario. Pero al fin y al cabo seguía siendo una niña y lo sigo siendo. A día de hoy solo me queda preocuparme por el presente, porque el futuro dejo de responderme hace tiempo.

216.

Actuamos como curas y monjas. Si. Donde a cualquiera se la llama puta por acostarse con un tío o chupársela. No llames entonces a esto un país libre. Por lo menos con gente libre. Me sorprende como se critican a algunas religiones por sus creencias cuando aquí hay muchas palabras tabúes en cada casa.

215.

El otro día estuve entre la multitud. Durante cuatro o tal vez cinco horas. Estaba entre las primeras filas y cada vez que gritaban, ' Ahí viene. Ahí viene.' Yo y una amiga corríamos histéricas como muchas otras hacía las vallas para poder ver si era verdad lo que decían. Algunos tenían carteles que ponían cosas tales como: ' Fóllame a tres metros sobre el cielo.' Bien. Esta entrada no va sobre Mario Casas. Porque sabéis? Lo mejor de ese día no fue ver a Mario Casas. Fue cuando una amiga me dijo que le había visto. Si a él. Eso significaba que estaba cerca y me bastaba.