Me desperté temprano. Por un momento, sonreí, creí que estabas a mi lado pero esa sensación que estaba anestesiando el dolor con el que me había dormido, desapareció al comprobar que no estaba en lo cierto. Entonces es cuando me vienen a la cabeza todos esos buenos recuerdos que desde que tú no estás, me matan lentamente. El primer beso. Y notó una punzada en el corazón. Y empiezo a tirar todas las cosas que encuentro a mi alrededor, en un ataque de nervios, al comprobar que eso no volverá a ocurrir, ¿ tanto te cuesta entender que eres necesario, que yo sin ti ya no se como vivir? Desde tu marcha todos los días son grises. Y los truenos no transmiten la calma. Si no que se acerca una nueva tormenta, a la cual yo tendré que enfrentar casi sin fuerzas.
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