Seguidores:

martes, 6 de agosto de 2013

308.-FIRE.-


Sabía perfectamente que de mi salían dos partes, dos formas de ser. Ambas luchaban por controlar toda situación; manipular a las personas para que dijesen o hiciesen lo que yo quería. Una parte de mi ser sólo era consciente de lo que a ella le afectaba tanto como bien para mal; no se preocupaba por nada, le daba igual hacer sufrir a alguien...con tal de conseguir lo que deseaba. Todo servía con tal de complacerme a mí misma.
Había otra parte de mi, más pequeña, mucho más pequeña; la cual apenas se hacia notar, que veía el daño que causaba con sus actos, que se hacía responsable de cada uno de ellos...y aunque callaba como puta aún sabiendo sus errores, cada uno de ellos se clavaba como un puto clavo en el interior de su alma o corazón, o como queráis llamarle, que hacía que cada vez que no conseguía sus objetivos con la primera personalidad que he presentado; me tirase en la cama, y llorase recordando el daño que he hecho y que me han hecho por ser como era.
Y no fue cosa de un día parar tal espiral de autodestrucción emocional en la que me había metido...fue todo cuestión de experiencias, de consejos, de contemplar la vida más allá del amor, de la complacencia, de ver con distintos ojos; lejos de ser caprichosos.
Cuando el instinto me lo permite todavía sigo siendo una estúpida, una persona sin corazón aunque siempre estoy a tiempo de controlarlo.
Y miro el paisaje a las tantas de la madrugada...esta conducta no consiste en cuando acabe; si no, en hallar cuando y por qué empezó. Miro una vez las olas romperse sobre las rocas. Me enciendo un cigarro...por ti mi amor, por ti soy como soy y lloro sin hacer ruido, o quizás lo haga y sea ocultado por el sonido de alguna ambulancia en esta ciudad de cristal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario