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jueves, 29 de noviembre de 2012

266.

Un clavo quita otro clavo. Una persona desaparece para dar paso a otra. Un amor por otro. Algún beso inolvidable se ve sustituido por el de algunos labios nuevos pero no mejores. ¿El dolor? El dolor no desaparece. No se intercambia. No se sustituye. Se queda dentro y se esconde como una aguja cuando se cae al suelo. Se hace invisible. Pero siempre, si rebuscas vuelve a salir. Se vuelve a hacer visible. Puedes quemar fotos, cartas, notas. Puedes borrar su número, los mensajes, las conversaciones. Pero no puedes construir una máquina del tiempo. Si. Esa que tantos hombres desearían inventar para poder remendar todos esos errores que pesan en la espalda como una mochila llena de libros. Y yo sentada en frente del ordenador lo único que hago es intentar buscar una forma de olvidar el pasado sabiendo que es imposible. Sabiendo que un clavo no quita otro clavo, se juntan y hacen una montaña que luego se caerá porque estarán mal colocados y uno tras de otro.

lunes, 26 de noviembre de 2012

265.

''Shadows settle on the place, that you left. Our minds are troubled by the emptiness. And if you're still breathing, you're the lucky ones 'cause most of us are heaving through corrupted lungs. Collecting names of the lovers that went wrong. And if you're still bleeding, you're the lucky ones
'cause most of our feelings, they are dead and they are gone. Well I've lost it all. I'm just a silouhette, 
a lifeless face that you'll soon forget. My eyes are damp from the words you left. Ringing in my head, when you broke my chest. And if you're in love, then you are the lucky one 'cause most of us are bitter over someone. Setting fire to our insides for fun to distract our hearts from ever missing them.
But I'm forever missing him.''

264.

Me sentía en la cima del mundo, como si todos aquellos edificios y toda esa gente permaneciese en una realidad paralela a la mía. Tú estabas aquí a mi lado, hablábamos de cosas sin importancia, de nuestras cosas, de pastores alemanes. ¡Qué bien y segura me sentía!. Un hombro sobre el que llorar, me dije. Aunque ese día no lloraría, te tenía a mi lado.

263.

Como añoraba el verano me había dicho hoy, ayer y hace una semana. Mientras miraba por la ventana viendo lo temprano que anochecía y las gotas de la lluvia que descendían por la ventana recordaba aquellas mañanas de paseos por la playa cuando nada importaba. Donde el tiempo no pasaba ni el dolor existía. Ojala pudiese salir de estas cuatro paredes, salir o revéntarlas. Dejar de estudiar por un momento, un segundo sin preocupaciones sobre si tengo que entregar un trabajo o sobre tener que levantarme a las siete de la mañana. Correr hasta quedarme sin respiración y cuando eso ocurriese gritar, saltar, llorar, bailar. Sonreír. Pero no puedo, por ahora no, pero, como una vez me dijeron, estamos aquí esperando que llegue algo por lo que esperar. Así que seguiré esperando.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

262.

Bajaba por las frías escaleras como acostumbraba a hacer todos los días, a no ser que decidiera no ir a clase. Siempre esperaba ansiosa que tocase el timbre aún pasándolo bien en clase. Siempre salía la primera en clase para llegar antes que nadie abajo y así poder cruzarme contigo. Siempre te miraba disimuladamente para que no creyeses que todavía me importabas. Siempre, siempre y más siempre. Eso solo consiguió crear en mi un sentimiento de rabia hacia esa palabra. Hacia el hecho de que no hay nada que dure para siempre. Las canciones se terminan aún poniéndolas una y otra vez, ya que la batería se acaba. El morbo se acaba. Las lágrimas hacen paso al cansancio. Hoy salí a la calle y note la brisa en la cara. La brisa de un nuevo día no, eso sabía que no era posible, sabía que todavía me quedaban cosas por atar para poder sentirme bien de nuevo. Era la brisa de que las cosas que tanto me han hecho sufrir e incluso sonreír estos meses, este último año, se han ido para dar paso a cosas nuevas que debo de descubrir. Que debo de buscar y dar valor. Que debo construir. Que no debo destrozar, que no debo permitir que me hagan daño. De cosas nuevas que también se irán pero que todavía tienen que pasar por mi vida. Y mientras espero, tengo miedo, miedo de que lo que venga me haga daño. Miedo de no saber ser feliz.

domingo, 18 de noviembre de 2012

261.


-Abuelo, quiero tener ya 18 años.-Dijo Jon.
Jon era un niño de unos 15 años. Era moreno, de ojos verdes, unos ojos preciosos. En ese momento se encontraba con su abuelo dándole de comer a los pocos patos que había en un estanque cercano a la casa de su abuelo. Su abuelo, un hombre de unos 75 años. Un hombre que había sabido conformarse con poco.
-¿Por qué quieres cumplir ya 18 Jon?-le pregunto su abuelo.
-Mamá y Papá no me dejan hacer nada y más cosas que no podrías entender abuelo. Bueno en fin, tendré que conformarme, no puedo hacer más.
-Me han dicho que últimamente casi no vas a clase, no les haces caso y estás muy rebelde.
-Si, puede que tengan razón abuelo, en la parte que les afecta, pero realmente ellos no me han preguntado si yo soy feliz o no y nunca se han preocupado de si me están educando bien o no.
-¿Acaso no eres feliz Jon?
-¿Quién puede ser feliz en una sociedad así abuelo? Si pudiese ser libre, hacer lo que quisiese. Me bastaría.
-En eso te equivocas Jon. Ya eres libre. Es cierto que te caerá una bronca si no haces lo que tus padres te mandan, pero nadie te quitará el poder para hacerlo. Estamos solos Jon, siempre estaremos solos y siempre lo hemos estado, así que estás en el derecho de hacer lo que quieras. Sé feliz. Porque cuando tengas mi edad no podrás hacer muchas de las cosas que sé que ahora estás deseando hacer. No lo olvides Jon y tampoco te rindas.

260.

-¿Quieres subir? No te prometo una cena romántica con velas, ni ver una película abrazados en el sofá durante toda la tarde, ni un regalo, ni una fecha, ni te aseguro que esto dure.
Solo se permitió dudarlo durante un segundo. No dijo una sola pregunta, se quedó quieta durante al menos un minuto, él incansable, no paraba de exigirle una respuesta. Ella le miró. No podía mirarle a los ojos, no podía ni mirarle a la cara. No iba a besarle. Como si de un movimiento involuntario se tratase, bajo los Levi's que él llevaba puestos en ese momento, perdiéndose. Y él le devolvió el favor. Más tarde, ella lo tumbó sobre la cama. Ya nada importaba. Ella le amaba, si, le amaba, en pasado.
<<Es solo sexo. Él nunca me querrá.>> Se dijo mientras se vestía. Un adiós seco de su parte.
<<Lo tuve dentro de mi, que más da el resto.>> Se encendió el último cigarro que le quedaba, el de la suerte. Se sentó en un banco. Ya no había lágrimas por él en sus ojos. Ya no le quería pero soñaría cada noche con hacerle el amor.

sábado, 17 de noviembre de 2012

259.

Rojo, verde, amarillo, azul, negro, blanco, gris, marrón, rosa, naranja, violeta, ocre, granate.
Teléfono, televisión, cargador, bolígrafo, vaso, libro, hoja, sillón, camiseta, ordenador, coche.
Amor, odio, ira, dolor, nostalgia, egoísmo, avaricia, egocentrismo, cariño, verdad, mentira.
Agua, sol, cielo, plantas, sonidos, sueños, canciones, palabras, sentimientos, vida, muerte.
Y yo me pregunto que hay de real en todo eso. ¿Qué hay de real en mi vida? Si es que es posible que haya algo que sea real. Que no son más que palabras. Que no es más que una vida. ¿Qué pasará cuando todo en lo que creemos se acabe?. ¿Qué es esto?. ¿Qué soy?. ¿Qué somos?.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

258.

¿Ves cada una de las olas que se rompen el mar? Solo existen unos cuantos segundos, luego, una vez llegadas a la orilla, no vuelven a existir. Ellas no han tenido tiempo de vivir, de soñar, de llorar, de sufrir, de aprender, de ser libres. A ellas les ha tocado resignarse a eso, a romperse por algún motivo de la naturaleza. Pues bien, a ellas les gustaría poder caminar, enamorarse, odiar al chico que les ha echo infelices, como estás haciendo tu ahora mismo. Así que plánteate que hay gente que haría cualquier cosa por estar tan solo 24 horas en tu lugar. Déjate de tonterías. Sal ahí fuera. Y haz lo que sea para que tu vida no sea como la de una ola.