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sábado, 26 de julio de 2014

328.


Sólo hay palabras y más palabras. Una colilla en el borde de la ventana. Un amor de unos meses que sueña con durar por años. Baladas tristes, instrumentales. Una persona sentada meditando sobre la verdad de la vida respirando la nada. Un vacío repleto de nostalgia. Un dolor impenetrable, incurable. Un cálido beso. Tú eres lo mejor de mi y yo soy lo mejor de ti. Dos almas...¿gemelas?
A eso me refiero con lo de que hay un montón de palabras, siempre las hay, y cuando las escribo no tienen sentido pero sé que ellas también anhelan el momento de unirse y tener sentido. Aunque yo ya no sé si quiero tener sentido o no. No sé si quiero seguir buscando la verdad de las cosas o perderme en el desconocimiento de la vida. No sé si quiero seguir odiando y sintiendo dolor, o estoy a gusto nadando en este mar de libertad, de amor.
Ya no sé nada, quizás porque he aprendido que todo lo que sé es nada. Lo que es verdad está sumergido en un pensamiento lejano y recóndito que no recuerdo. Y lo que quiero...lo que quiero está en sus ojos, sus inmensos ojos que me dicen que no estoy sola en este mundo.

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