Seguidores:

miércoles, 15 de agosto de 2012

229.

No entendía todavía el por qué me había encontrado tendida sobre el suelo. Rendida. Nunca me había visto así. Estaba abrazada a uno de los pocos peluches que todavía guardaba. Si, ese rosita, el que es muy grande, todavía lo tenía porque cada noche que me sentía sola entre esas cuatro paredes que reconstituían mi cuarto, lo abrazaba, y me hacía sentir mejor. Me levanté en medio de la noche y empecé a abrir los cajones en busca de algo que echaba en falta. No lo encontré. Se trataba de un estuche, que había tenido durante principios de curso, estaba firmado por personas que habían significado mucho para mi. Personas que ahora ya no están a mi lado. Maldije a mi madre por haberlo tirado y a todo lo que me encontré por delante, hasta me maldije a mi. Pensé en coger un bote de pastillas y conseguir algo de paz, pero no fui lo suficientemente valiente. Y a día de hoy todavía me pregunto hasta cuando dejarán de rondar los recuerdos, las imágenes, las palabras alguna vez dichas que aún habitan por mi mente. Hasta cuando echaré en falta la presencia de personas que se han ido.

2 comentarios:

  1. Jolineeeeeeeeeees! "Hasta cuando echaré en falta la presencia de personas que se han ido."
    Me pasa igual, además de lo del peluche que también lo hago xD
    Yo creo que hay personas que nunca se dejan de echar en falta, por experiencia lo digo... En algunos casos es bueno, pero en otros... En otros simplemente no u.u
    En fin, muy buena entrada :)
    Un besote!

    ResponderEliminar
  2. siento decir, que a las personas no se las olvida con facilidad, personalmente para mi, no se olvidan nunca, por mucho daño que haga el recuerdo

    Saludos de la chica de los chicles
    http://lachica-deloschicles.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar