Me sentía en la cima del mundo, como si todos aquellos edificios y toda esa gente permaneciese en una realidad paralela a la mía. Tú estabas aquí a mi lado, hablábamos de cosas sin importancia, de nuestras cosas, de pastores alemanes. ¡Qué bien y segura me sentía!. Un hombro sobre el que llorar, me dije. Aunque ese día no lloraría, te tenía a mi lado.
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